viernes, 4 de febrero de 2011

Galletitas

A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan de que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación.

Un poco fastidiadala señora va al puesto de periódicos y compra una revista, luego pasa al kiosko y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa.

Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras ojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un periódico.

Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, como el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comersela despreocupadamente.

La mujer está indignada. No está dispuesta a ser grosera pero tampoco ha hacer como si nada hubiera pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galleta que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente.

Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galleta. La señora gime un poco, toma una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sonteniendo otra vez la mirada del muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido. Finalmente, la señora se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galleta. "No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas.

Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galleta y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la señora.

-¡Gracias! - dice la mujer tomando con rudeza la media galleta.
-De nada - contesta el joven sonriendo angelical mientras se come su mitad.

El tren llega.

Furiosa, la señora se levanta con sus cosas y sube al tren. Al arrancar, desde el vagón ve al muchacho todavía sentado en el banco del andén y piensa: "Insolente".

Siente la boca reseca de ira. Abre su cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... ¡Intacto!.

Jorge Bucay.

1 comentario:

  1. He escuchado muchas veces este tipo de historias... deberíamos aprender a ser como ese chico :)

    ResponderEliminar

Regalame un comentario.
Comenta.
Comenta.
Comenta.
Gracias! :)