martes, 21 de diciembre de 2010

El tiempo

¿Sabéis una cosa que me encanta? Los relojes. Sobre todo los antiguos. Son muy misteriosos, como si entre los engranajes llevasen escondidos secretos de esos que te ponen los pelos de punta. ¿Por qué será? Tal vez el tiempo tenga algo que ver, después de todo, ¿qué hay más misterioso que el tiempo?
Es uno de los pocos que ha visto todos los secretos del hombre. Son tantos, ¿no estará aburrido? Seguramente serán siempre los mismos y los habrá visto tantas veces.

Las son muy parecidas, todas iguales, como gotas en el océano, o una hoja de papel llena de puntos grises, ¿a quién no le aburriría? Hay muy pocas personas que rompen todas las reglas y todos los moldes y tienen el valor de convertirse en puntos de colores. ¿Sabéis por qué? Porque resaltarían, y eso las asusta. ¿Pero quién puede culparles? Hay que tener mucho valor para ser el centro de todas las miradas; incluso la del tiempo.

El tiempo tiene que ser alguien muy sabio. Ha visto todos los triunfos y todos los errores que se han cometido, seguro que ha sabido aprender de ellos. Probablemente tenga respuestas para casi todo; me gustaría hablar con el algún día.
O tal vez él ya nos esté hablando; o al menos intentándolo, porque las personas son muy cabezotas y solo escuchan lo que quieren oír, aunque les estés diciendo todo lo contrario.Quizás esa sea la clave, saber escuchar. Con un buen oído se puede oír de todo: la risa de la alegría, la canción de un mudo, ese ruido como de campanitas que hacen las estrellas al parpaderar.
Aunque también halla sonidos que se te cuelen por los oídos y te devoren el alma: el llanto de la soledad, el grito de la agonía, o el terrible sonido de un corazón al romperse. Ese es el peor de todos.

Posiblemente por eso todo el mundo se tapona los oídos con dulces mentiras hasta no poder oír nada, como un remedio o un analgésico.
Porque aunque te des cuenta de lo maravillosas que son las cosas de tu alrededor, estas no existirían sin las cosas horribles; van juntas, no se pueden separar.

Quizás el tiempo esté lleno de heridas. O tal vez tenga un remedio mágico. Quien sabe.

Posiblemente solo las personas que tienen el raro don de saber escuchar pueden convertirse en puntos de colores. Pero, parecen tan vivas, van con la cabeza tan alta, ¿cómo lo harán? Tal vez el tiempo les preste su remedio mágico.
Un día de estos intentaré averiguarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regalame un comentario.
Comenta.
Comenta.
Comenta.
Gracias! :)